Mosaico di pace/giugno 2019
Hoy, los palestinos de Cisjordania, Gaza, Jerusalén Este, Israel y la diáspora conmemoran los setenta y un años de la Nakba («La Catástrofe» en árabe). En dicha fecha, entre 1947 y 1948, tuvo lugar la destrucción deliberada de más de 400 ciudades y aldeas palestinas, y más de 750.000 hombres, mujeres y niños fueron expulsados de sus hogares ancestrales y enviados al exilio para dar paso al Estado de Israel. Lamentamos profundamente que el gobierno israelí haya declarado ilegal el reconocimiento de la Nakba en Israel, negando a muchos de sus ciudadanos el derecho a recordar un acontecimiento histórico que jugó un papel clave en el destino de los palestinos.
En noviembre de 1947, la Asamblea General de la ONU aprobó la Resolución 181 que exigía la división del Mandato Palestino entre los estados árabe y judío. En diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 194, que otorga a los palestinos el derecho al retorno o a una indemnización. Aunque esta resolución ha sido reconocida por las Naciones Unidas más de 135 veces, y las resoluciones posteriores de las Naciones Unidas la han reforzado -incluidas las resoluciones 393, 2452 y 3236-, nunca se ha aplicado ninguna de ellas, ni se ha reclamado al Estado de Israel por negar a los palestinos el derecho al retorno que en ellas se consagra.
El 30 de marzo de 2018, las manifestaciones de la Gran Marcha del Retorno volvieron a centrar la atención del mundo en este tema; miles de palestinos confinados en la Franja de Gaza se manifestaron para exigir que se pusiera fin al bloqueo israelí de Gaza, que se había prolongado durante once años, y el derecho a regresar a sus hogares. Durante el año transcurrido desde entonces, se confirmó que 195 palestinos -entre ellos médicos, periodistas y 41 niños- fueron asesinados y otras 29.000 personas resultaron heridas.
La Nakba no es simplemente un acontecimiento histórico grabado a fuego en su historia nacional y en su memoria colectiva; es una catástrofe que sigue viva para los palestinos, que continúan sufriendo la confiscación de sus tierras para dar paso a la expansión ilegal de los asentamientos israelíes, la demolición de sus viviendas, la destrucción de sus antiguos huertos de olivos y la denegación de su derecho a regresar a su patria. Ya nos aproximamos a la quinta generación de palestinos que nacerán como refugiados desplazados, apátridas forzados a vivir bajo 52 años de ocupación militar israelí, prisioneros de un bloqueo terrestre, marítimo y aéreo impuesto por Israel y Egipto; o bien con la alternativa de vivir en Israel y verse tratados como ciudadanos de segunda clase.
Pax Christi Internacional está especialmente preocupada por el bienestar de los 5,4 millones de refugiados registrados en los Territorios Ocupados, incluidos los de Jerusalén Oriental y la Franja de Gaza, y los que viven en los campos de refugiados del Líbano, Jordania y Siria. El impacto devastador de la eliminación reciente de todo tipo de ayuda a los palestinos por parte de la Administración Trump -incluyendo la financiación de Estados Unidos al Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (OOPS)- no puede ser subestimado. El organismo se enfrenta a una mayor demanda de servicios a medida que la situación humanitaria se deteriora y se siguen violando los derechos humanos de los refugiados.
"Cuando se reduce la asistencia al OOPS, esto tiene un impacto real en los jóvenes, que constituyen la mayoría de la población de los tres campamentos de refugiados de Belén", explicó Rania Giacaman Murra, Directora del Instituto Árabe de Educación de Belén. "Como resultado de los recortes, estos jóvenes tienen menos acceso a la educación, a la salud, a lugares seguros y a oportunidades de empleo. Muchas de las personas con las que trabajamos eligieron los recortes del OOPS como tema para nuestro proyecto de promoción de la juventud. También opinan que la comunidad internacional debe asumir su responsabilidad con el derecho de retorno de los palestinos".
La UE y varios países respondieron a la necesidad urgente de cubrir el inesperado déficit de financiación del OOPS. Sin embargo, todavía el OOPS se vio en la necesidad de eliminar varios programas cruciales, y otros más están en peligro. Hasta que llegue el día en que todos los palestinos sean libres para ejercitar su pleno potencial en libertad y dignidad, deben aumentarse y garantizarse los recursos suficientes.
Nuestro movimiento por la paz pide a la comunidad internacional que actúe hoy mismo para garantizar la financiación de los servicios humanitarios esenciales, y asimismo que exija que se tomen medidas más firmes para un proceso de paz y reconciliación que reconozca y proteja la dignidad humana y los derechos de palestinos e israelíes como iguales. Creemos que esto sólo puede lograrse con un compromiso firme de acatar el derecho internacional y las resoluciones de las Naciones Unidas.
Miércoles, 15 de mayo de 2019